Puerto de Nuestra Señora de la Candelaria fue el nombre que en 1516 el navegante Juan Díaz de Solís eligió para nombrar esta zona habitada por indígenas.
Fue Francisco Aguilar quien fundó oficialmente la villa en la península, era el año 1829 y la llamó Villa Ituzaingó.
El 5 de julio de 1907 el gobierno de Claudio Williman promulga una ley donde se bautiza oficialmente a Punta del Este con ese nombre y se lo declara pueblo.
Es un lugar místico, de belleza natural que emociona, verdadera joya encontrada para el deleite de todos. Hay que destacar a esos pescadores artesanales, lavanderas, obreros, artesanos, comerciantes, constructores, faeneros, arrendadores de caballos, lecheros que día a día contribuían con sus trabajos en este bello balneario. Un abanico de nombres que construyeron y creyeron en que Punta del Este era el lugar de pertenencia de pocos pero abierto para que muchos pudieran conocer, disfrutarlo y crear lo que hoy tenemos. Entre tantos personajes que pasaron y dejaron su nombre en el recuerdo están Madame Pitot, dueña de los Hoteles British House, el Biarritz y La Cigalle, donde enseñó cocina y a tejer siendo una más en la comunidad y el Comodoro Juan Gorlero el cual se destacó por su labor y deseo de que este lugar brillara.

Este es un lugar empapado de energía, místico, a veces solitario, a veces bullicioso; caminar kilómetros en su alfombra de arena; dejar nuestras huellas y en compañía de gorriones y gaviotas sentir la historia, la calma, la paz… Saber que ese mar alberga sargos, pejerreyes, corvinas, brótolas y cuando baja la marea los mejillones aparecen… alimento de las primeras familias; cuántas anécdotas de los lugareños haciendo sus casas con desechos del mar y pedazos de barcos siniestrados. El faro daba la única luz en aquellos tiempos. Cuentan que encontraron una vertiente junto a él y una vecina hizo un aljibe donde todos podían tener agua cristalina, pura y con un sabor especial. Hay lugares que están sellados en los recuerdos de los lugareños y se dice que la iglesia es el lugar más energético de la península.
Con los años los hoteles empezaron a construirse y lentamente empezaron a llegar turistas. Así se erigieron los hoteles Biarritz, British House, la Caleta, el Punta del Este, el Miguez siendo este último hotel y casino, y el emblemático San Rafael con su gran porte, señorial, imponente para esa época; luego el San Marcos y la Capilla entre otros.
En el año 1980 se despertó el auge de la construcción y fue a su vez el despertar de la zona; el trabajo floreció y llegaron empresarios extranjeros a apostar por este lugar creyendo realmente que éste era “el lugar en el mundo”.
Recordar el pasado y vivir el presente es un pasaporte que otorgamos a los que vienen a encontrar su segunda casa o a disfrutar por un tiempo de este bellísimo lugar.
Recuerden, esta ciudad es la esencia de la belleza increíble, de atardeceres únicos e irrepetibles, con las Islas Gorriti y Lobos que la custodian, con un Río de la Plata y Océano Atlántico que se entrelazan para que Punta del Este sea la reina de las reinas, excelente anfitriona, dando su amor, su corazón en cada latido como olas que te dejarán el mejor de tus recuerdos.
Sólo te pedimos que la ames como nosotros…